Canadá se retira del Protocolo de Kioto

El protocolo de Kioto, puesto en vigor en 2006, es un acuerdo internacional que tiene como objetivo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero causantes del calentamiento global. Entre estos gases se encuentran el dióxido de carbono (CO2), el gas metano (CH4) y el óxido nitroso (N20). La meta era reducir las emisiones en un 5 por ciento y la fecha límite impuesta fue el año 2012.

Este protocolo fue adoptado por 187 países, entre ellos Canadá. Sin embargo, en la reciente Conferencia de Cambio Climático de las Naciones Unidas llevada a cabo en Durban, Sudáfrica, se suscitó un hecho bastante desafortunado: Canadá se retiró de este acuerdo a los pocos meses de que éste llegara a su fecha límite. Peter Kent, ministro de medio ambiente de este país, anunció la decisión, misma que ha sido ampliamente criticada en el ámbito internacional.

La principal razón de este retiro inesperado es previsible: el dinero. El gobierno de Canadá se vería obligado a pagar muchos millones de dólares (unos 10,3 millones de euros, para ser exactos) como multa por el incumplimiento del trato. Sin embargo, afirma el ministro Kent, no pueden permitirse pagar tal cantidad en época de crisis económica. Según declaró, esto sería irresponsable para con los ciudadanos del país, quienes tendrían que pagar, cada uno, más de mil euros.

Además, el ministro afirmó que “el protocolo de Kioto no funciona”, pues no incluye a los principales emisores de gases de efecto invernadero, como Estados Unidos y China. Los gobiernos de muchas naciones así como diversas ONGs –entre ellas Greenpeace y Climate Action Network- han criticado duramente esta decisión.

Más allá del Protocolo de Kyoto –cuyo poco éxito es hoy más visible que nunca- no se ha logrado alcanzar un consenso importante sobre las acciones a tomar para frenar el cambio  climático. Tal parece que la crisis climática, que nos afecta a todos, no es prioritaria en las agendas de los gobiernos de los países más grandes del mundo.