Productos de cuidado personal, ¿son realmente seguros?

Debido a las demandas de los consumidores, en algunos países ya se está poniendo en práctica la reglamentación rigurosa para el etiquetado de alimentos orgánicos. Éstos deberán cumplir estándares altos de calidad y cumplir ciertos requerimientos para ser publicitados como tales. Sin embargo, no sucede lo mismo con los productos de cuidado personal, como champús, cremas, desodorantes, cosméticos y hasta lociones para bebés.

Muchos de productos comerciales (incluso los que se anuncian como “orgánicos” y “naturales”) contienen sustancias peligrosas para el organismo. Al tener contacto directo con la piel, estas sustancias entran directamente en el torrente sanguíneo y no pasan por el hígado y los riñones, que normalmente filtran las toxinas.

Muchos productos en el mercado de cosméticos y cuidado personal en la actualidad etiquetan a sus productos como «Orgánicos». Sin embargo, no se trata más que de un engaño: utilizan agua perfumada “orgánica”, que compone de un 70 a un 80% del producto, y el resto de los ingredientes son sintéticos, contaminantes tóxicos. Por su contenido en “agua orgánica”, estos productos pueden ser etiquetados como “70% orgánicos”, pero ello no quiere decir que no contengan sustancias dañinas.

Estos productos a menudo incluyen ingredientes derivados del petróleo, como los parabenos, el sulfonato de olefina, un tensioactivo, y la cocoamidopropilbetaína.

¿Qué hacer?

La campaña de la Asociación de Consumidores Orgánicos, «Coming Clean», busca que todos los productos orgánicos sean estrictamente regulados en su etiquetado, y los consumidores sepan realmente qué están comprando. La ACO cree que la única solución real para este problema reside en la educación, la presión al mercado y la creación de redes de consumo responsable.

Se trata, o bien de convencer a los gobiernos de resistir la presión de las empresas que tratan de suavizar las normas orgánicas, o de que la comunidad orgánica desarrolle su propia certificación ecológica que cumpla con las normas de calidad orgánica.

Es preciso empezar a educarnos para identificar y evitar los productos potencialmente peligrosas que ya se venden en el mercado. Para más información  sobre el tema, da clic aquí.